Arq. Adolfo Córdova, maestro | Opina Jorge Ruiz De Somocurcio


El nombre no le sonará conocido a muchos jóvenes de hoy. Tampoco, quizá, a los de la generación anterior, excepto a quienes estuvieron ligados al quehacer cultural y urbanístico de los años 50, 60, 70. Sin embargo, su presencia en el nacimiento de la modernidad en Lima y en el Perú ha sido gravitante. Hasta hace unos años dirigió la revista “1/2 de Construcción”, formidable publicación que daba a conocer lo más significativo de la producción urbana y la arquitectónica nacional, enriqueciendo un pensamiento de raíces locales, y difundiendo proyectos que tuvieran la cualidad de interpretar los valores de su entorno y la historia, más que seguir los dictados de moda.

En los años 60 elaboró el primer estudio para una política de vivienda en el Perú, documento vigente aún en sus ejes conceptuales.
Como arquitecto de su generación participó en el Grupo Espacio, movimiento intelectual y político del cual formaron parte Luis Miró Quesada, Carlos Williams, Santiago Agurto, Fernando de Szyszlo, Sebastián Salazar Bondy, Blanca Varela, entre otros, y que diera lugar al inicio de las ideas modernas para el país, que integraban lo rural y lo urbano, acusando la necesidad de superar los enormes abismos en la calidad de vida de los peruanos del campo y de la ciudad. Esto, hoy, se llama inclusión social. Este pensamiento ayudó a entender el proceso de urbanización de nuestras ciudades.


En todas las campañas para salvar lo que construye nuestra identidad, Córdova ha estado presente. Trátese del Centro Histórico de Lima o el de Barranco, las huacas precolombinas, los valles de Lima, el patrimonio colonial o el republicano, los valores de ciudadanía, y la consulta vecinal. Y siempre dando muestras de una envidiable juventud del alma.

Los más importantes conjuntos de vivienda en el país que respondieron a una propuesta de vida colectiva con calidad para las familias de modestos ingresos son las unidades vecinales. En ellas, el pensamiento de Córdova está presente: se trata de conjuntos urbanos con un sobrio manejo de áreas libres y espacios públicos, edificios impecables, multifamiliares, creando un paisaje urbano de áreas verdes de escala peatonal. Muy diferente del paisaje que acompaña hoy al peatón en las zonas de expansión inmobiliaria como Miraflores, Surco, Jesús María o Magdalena, caracterizado por garajes, rejas y medidores de luz, como testimonio de un perfil urbano puramente comercial y especulativo que estamos dejando como legado para los próximos cien años.

Hombre austero, Córdova ha sido maestro de varias generaciones de arquitectos, entre ellas la mía. Decano en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), amigo de sus alumnos y alumno de sus amigos, tolerante, dispuesto siempre a escuchar.

Finalmente, en una sociedad que generalmente rinde homenaje a la memoria, es grato celebrar que Adolfo Córdova esté vivito y coleando. Como Oscar Niemeyer, el brillante arquitecto brasileño que a los 103 años sigue diseñando, el maestro Córdova continúa con una producción intelectual totalmente vigente.

Viernes 11 de Mayo del 2012
11 mayo. Diario El Comercio

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