El Comercio | Entrevista a Sandra Barclay . Socia de Barclay + Crousse Arquitectos

Sandra Barclay
Partió a París para titularse de arquitecta. El proyecto que con su esposo hizo para la reestructuración de un museo francés resultó ganador y, así, terminó viviendo y desarrollándose con éxito allá. Sin embargo, están de vuelta. En Europa descubrieron que el futuro está aquí. El Lugar de la Memoria es su última creación.

El abuelo de Sandra Barclay, su padre y dos de sus cuatro hermanos son arquitectos como ella, lo mismo que el papá de Gian Pierre, su esposo, colega y socio en Barclay + Crousse, el estudio que sin haberlo planificado abrieron en París y que, desde el 2006, tiene sucursal en Lima. “Yo nunca decidí que iría a vivir en Francia”. Hacer realidad el proyecto que los llevó a desarrollarse allá como empresa tomó cuatro años, lapso en el que sus diseños ganaron más y más concursos arquitectónicos; y en el que, además, tuvieron a sus dos hijos. “Cuando la mayor cumplió 9, dijimos: ‘Si queremos regresar al Perú, este es el momento’. Ellos aún no eran muy grandes”. Hoy viven entre Lima y París, tienen harto trabajo y saben que volver fue su mejor decisión.

Vivía en Francia, como arquitecta. Con su esposo habían remodelado un museo, un hipódromo; diseñado un complejo empresarial. Les iba bien, ¿por qué retornaron?
Desde que empezamos a trabajar proyectos para el Perú –estando aún allá hicimos aquí tres casas de playa–, nos vimos confrontados con un espacio de libertad. Lo descubrimos allá, porque estando acá ni cuenta te das.

¿A qué se refiere?
Allá todo está muy normado, muy reglamentado. Por ejemplo, hemos trabajado bastante vivienda social, pero hay muy poco margen de maniobra. Te dicen: “El departamento de dos dormitorios tiene tantos metros cuadrados”; y no puede tener un metro cuadrado más.

No hay espacio para la creatividad.
No hay tanto espacio para la creatividad.

Tienen que ceñirse a un sistema de normas que, a diferencia de aquí, además sí se hacen cumplir.
Sí; y uno está siempre tratando de ir más allá… Pero tienes otro punto: allá el clima es agresivo, los cambios de temperatura son muy fuertes. Entonces todo tiene que estar aislado para evitar un mayor consumo de energía al usar la calefacción, los techos tienen que ser estancos, debe haber todo un sistema de protección para que no se meta la lluvia… ¡Es muy complicado!

O sea que en París descubrieron que Lima, la horrible, es ¡lo máximo!
Sí [ríe]… Sobre todo en el desierto, porque tienes un clima genial. Experimentamos con tres casas de playa, las adaptamos al clima del desierto, a la naturaleza, y eso nos ayudó a tener conciencia de las bondades de este clima, que nos permitía trabajar espacios muy fluidos…

¿En su decisión tomaron en cuenta a sus hijos? Se lo pregunto porque alguien podría pensar: ¿Dejaron una formación en Francia para regresar al Perú?
Una de las cosas importantes de haber regresado es que mis hijos estén con su familia, que se sientan parte de algo. Eso para mí era superpositivo. No sentí que les estuviera quitando horizontes, porque en este país está todo por hacer: el horizonte está aquí, no allá. Allá hay una sociedad ya establecida, que funciona de una manera, y si tú quieres cambiar algo, es imposible; tanto en la arquitectura como en la vida en general. París es una ciudad de mucha densidad, de mucha competencia; nosotros trabajamos muchísimo, y eso hace que el ritmo y el estrés de los niños sean también altos. ¡Acá la gente sonríe! Este es un mundo distinto.

Y de eso uno solo se percata cuando viaja.
Sí, la experiencia ha sido superenriquecedora. Te hace ver al Perú con otros ojos.

Sin embargo, Lima parece ser una ciudad sin arquitectos: cada vez hay más construcciones y cada vez estas son más feas.
Ese es un gran problema. Una de las cosas más importantes que tienen que hacer aquí es incorporar un sistema de concursos de arquitectura. Solo así se podrá elevar la calidad arquitectónica. Lima se merece proyectos de altísima calidad.

En la pasada campaña electoral, el ex alcalde se vendió como un hombre que hace obra, y estas las vemos por toda la ciudad. Como arquitecta, ¿siente que hubo planificación en esa labor?
No. Además, los grandes proyectos no salieron a concursos abiertos… De repente sí a concursos entre empresas constructoras, en los que el arquitecto es un ítem más; por eso estamos supercontentos de que sí haya habido una convocatoria para el Lugar de la Memoria, y que haya sido un jurado formado por arquitectos el que haya elegido al proyecto ganador.

¿Qué tan importante es la labor del arquitecto?
El arquitecto te puede dar una visión que mejore la situación de las personas que vayan a ocupar el edificio, y también la situación de la ciudad. Lo que uno hace es siempre para añadir un plus.

¿Qué pasa entonces? ¿Aquí hemos perdido la perspectiva, hemos olvidado que el arquitecto cumple una labor social?
¡Por supuesto! Acá se trabaja mucho haciendo casas para privados, pero la gran oportunidad que todos queremos tener es trabajar para transformar la ciudad, trabajar programas de vivienda social –en los que realmente transformas la vida de las personas– o ¡edificios públicos! Nos encantaría hacer colegios, bibliotecas, programas que realmente vayan a transformar la sociedad; porque hacer casas es lindo, pero en eso no está ese rol social que nos encanta. Nosotros también ganamos el concurso para el Museo de Paracas, estamos supercontentos.


¿Por qué es importante un Lugar de la Memoria?
Porque todos estos años [de violencia] que no hemos entendido mucho, y que están como una carga en la memoria colectiva de todos los peruanos, ahora van a tener un sitio. Un lugar de encuentro, de intercambio, de expresión entre todas estas distintas partes del país. Es importante que haya un lugar, de lo contrario todo se queda en abstracto.


Su objetivo original no fue quedarse a vivir en Francia. Partió para validar su título allá, comenzaron a trabajar, ganaron un concurso para reestructurar un museo –que les tomó cuatro años–, y así fue que se fueron quedando.
Sí. Así fue.


Retornaron al comprobar que aquí se podrían desarrollar mejor.
Sí.


Su proceso ha sido bastante…
¿Natural? Sí. Ahora, eso no quita que el recorrido de cada uno de nosotros haya sido hecho a base de tomar una serie de decisiones.


Sin embargo, parece no haber habido drama alguno, todo ha sido una ‘maravilla’.

[Ríe]… Todo esto tiene detrás mucho esfuerzo. El rigor en la arquitectura se logra solo con muchas horas de trabajo, desde el momento en que uno comienza a tomar sus decisiones: desde la universidad. La arquitectura hay que vivirla al 100%, y tienes que haber pasado muchas horas de observación, porque los arquitectos somos observadores de lo que nos rodea.


¿El haber hecho su carrera en Europa les hizo las cosas más fáciles?

Tenemos la ventaja de haber salido; y lo que eso te da –sobre todo– es la claridad para saber qué cosa quieres, y esa claridad es la que a la vez te permite explicarle al cliente cómo es mejor hacer. Si el cliente siente que sabes, te va a seguir. Las cosas se complican cuando tú no las tienes claras.


¿Le preocupa que dependiendo del resultado electoral el Lugar de la Memoria se vaya a paralizar? [la entrevista se realizó antes del domingo 5 de junio]

No. Espero que sea cual sea el resultado, se mire qué es lo que necesita el país, no lo que yo o tú quieres. ¡Hay que trabajar para el Perú!

En camino. Está por iniciarse la construcción del Lugar de la Memoria.
Su proyecto ganó entre 97 propuestas.

LA EMPRESA
Barclay + Crousse Arquitectos

Sandra y su esposo abrieron su estudio en París en 1994 tras ganar un concurso de proyectos para la reestructuración de un museo francés.
Crecimiento
Asociados con dos franceses, el 2006 regresaron y abrieron la filial local. El 2010 su propuesta de diseño para el Lugar de la Memoria fue la elegida.
Punto aparte

1. Como arquitecta usted privilegia la planificación.
Hay que dar sitio a la planificación, al paisajismo, al cuidado del territorio, que es otra parte que está en déficit.

2. La preocupación está puesta solo en el mercado.
En la rentabilidad… Falta aplicar estrategias urbanas para cambiar la dinámica que rodea a distintos sectores. Por eso digo que el edificio público tiene un rol, porque puede transformar.

3. Una vez edificado, el Lugar de la Memoria podría ayudar a entenderlo mejor.
Definitivamente. En Colombia hay muchos proyectos de bibliotecas que han sido construidas en lugares depreciados, ¡y les han cambiado la dinámica! Ha disminuido la delincuencia ¡porque les estás dando lo que les hace falta! Educación. Les estás dando algo que los dignifica, un lugar donde pueden leer en buenas condiciones, donde tienen acceso a todo… Eso nos hace bien a todos.

EL PERFIL
  • Nombre: Sandra Barclay Panizo.
  • Colegio: Villa María.
  • Estudios: Arquitecta de la Universidad Ricardo Palma y de la Escuela de Arquitectura de París-Belleville.
  • Edad: 44 años
  • Cargo: Socia y diseñadora de Barclay + Crousse Arquitectos y catedrática de la PUCP.